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El alto coste de la electricidad ha condicionado nuestro día a día más de lo que nos gustaría. Además de obligarnos a ajustarnos el cinturón, esta subida ha provocado que acceder a productos que dábamos por hecho que nunca nos faltarían sea más difícil. Esta semana, precisamente, la noticia ha sido la escasez de hielo porque los productores paralizaron la producción los meses de febrero y marzo por el elevado precio de la electricidad, y ahora no pueden hacer frente a la demanda. Hay quienes desde el sector aseguran, incluso, que este agosto no habrá hielo.
Este problema ya está afectando a grandes cadenas españolas de supermercados, que no pueden llenar sus neveras de cubitos, y es probable que en los próximos días los clientes empiecen a notarlo. Si la escasez fuera a más, siempre podemos echar mano de nuestro congelador y hacerlos nosotros mismos. Y en el caso de que necesitemos una bolsa de hielo urgentemente, podemos recurrir a algunos trucos que nos ayudarán a fabricar cubitos de una forma mucho más veloz. Son los siguientes:
Parece paradójico, pero si rellenamos las cubiteras con agua caliente conseguiremos preparar hielo más rápido. Esto ocurre porque presenta más enlaces de hidrógeno que el agua fría y, por tanto, más energía, que se expulsa con mayor rapidez a una temperatura bajo cero. Este fenómeno se conoce como efecto Mpemba en honor a su descubridor, que se apellidaba así. Mientras elaboraba helados, Erasto Bartholomeo Mpemba observó que cuando congelaba la leche estando aún caliente se congelaba antes.
La Fundación Aquae explica que si llenamos una botella de agua, la cubrimos con hielo (al que debemos echar un poco de sal por encima), esperamos que la temperatura baje a -8º y golpeamos la botella contra la mesa, el agua se congelara al instante. Ocurre gracias al fenómeno de la sobrefusión, un proceso que permite enfriar un líquido por debajo de su punto de congelación sin que se solidifique. Este truco también se puede llevar a cabo sin hielo, dejando la botella llena de agua en el congelador una hora y media -que es cuando comienza el proceso de congelación-, sacándola y dándole un golpe seco contra una superficie dura. En este vídeo se explica de forma sencilla.
Para que los cubitos de hielo caseros duren más, podemos echarlos en un recipiente con agua y sal, mezclarlos bien y conservar ahí las bebidas, que también se mantendrán frías más tiempo. La combinación de agua y sal produce una reacción endotérmica, un fenómeno que absorbe energía: para que la sal se disuelva necesita calor, que extraerá de la botella o la lata, así que el frío de los hielos pasará más rápido al recipiente.
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